martes, 15 de noviembre de 2011

FILOSOFÍA POLÍTICA *

     ALFONSO JAGUANDE D´ANJOY 
Esta disciplina reflexiona sobre las formas de organización de la especie humana, incidiendo particularmente en el Estado. Como bien explica Raymond Aron, las filosofías políticas son “los esfuerzos para organizar sistemáticamente una interpretación de las sociedades dirigida a conclusiones prácticas” (1999).
       La filosofía política cuestiona tanto el origen como la legitimación del Estado, y aborda temas como el contrato social, las relaciones entre el poder y la soberanía, las formas de gobierno, etc.  Como se ha anotado anteriormente, la filosofía nos permite explicar la vida humana e interpretarla en sus relaciones, y “el  resultado político es la consecuencia de esta interpretación general” (Aron, 2006).

       Asimismo, considera la relación entre la forma política y la estructura económica de una sociedad, sin dejar de lado la naturaleza de los cambios y revoluciones políticas. Y concibe como política que alcanza la verdad aquella que se basa en un principio igualitario de una capacidad común para discernir lo justo o el bien, términos estos que la filosofía aprehende bajo el signo de la verdad de la que es capaz el colectivo (Badiou, 2000).
       Por lo expresado, para Norberto Bobbio (2002): "la función más útil de la filosofía política es la de analizar los conceptos políticos fundamentales, comenzando por el de política. [...] la misión de la filosofía política, es entonces, la construcción y reconstrucción de los razonamientos en torno a los problemas relativos al poder".
       Como bien resalta Rom Harré (2000), “la era moderna confronta al filósofo político, ante todo, con el problema de conjugar la libertad personal con las constricciones dimanadas de la obligación política”. Agrega que los primeros planteamientos sobre tal conjugación “implican la idea de derechos naturales, aquellos que le corresponden a un individuo en virtud de su propia humanidad”. Debemos entender a la filosofía política, como un espacio iluminador necesario que nos permita tratar los asuntos críticos de la ciencia política; pues, a decir de Bobbio (2002): "El que no sabe nada de filosofía corre el riesgo de servirla y acatarla sin saberlo; pero entonces resultará un mal filósofo [...], más con seguridad, y sobre todo, un pésimo politólogo". Por lo tanto la filosofía y la política se sirven una de la otra.
       Existen diversas conceptuaciones de filosofía política, presentamos las más conocidas:
·          La construcción de un modelo ideal de Estado, es decir, la teorización de un modelo ideal de república sin preocupación de cuándo o cómo puede convertirse en realidad.
·          La búsqueda del fundamento último del poder. De acuerdo a esta connotación, todas las filosofías políticas podrían ser clasificadas según los distintos criterios de legitimación del poder.
·          La determinación del concepto general de “política” como actividad autónoma, cuyas características la diferencian tanto de la ética como de la economía, del derecho o la religión.
·          Otra manera de entender la filosofía política es tomarla como un discurso crítico basado en supuestos, condiciones de verosimilitud, y pretensiones de objetividad o no valoración en esta rama de la filosofía.
Sobre este debate es oportuna la crítica que elabora Badiou: “Si la política es consenso, mejor sería decir que es legislación, administración del estado de las cosas; en tal caso puede ser más o menos agradable, mas o menos buena. Pero la política que nos interesa a nosotros es inventiva: tengo que inventar algo distinto, más allá de lo que hay, en ruptura”. (2000) Así aspiramos al análisis de las diversas propuestas políticas para poder establecer una política de ruptura.
       En su estudio La Filosofía Política a través de las épocas, Philips Shively (1997), señala que a lo largo de la historia –y no sólo a partir del siglo XVIII–  diversos pensadores estuvieron interesados en establecer cómo debía ser conducida la política, para lograr una filosofía de ella con vigencia asegurada en la etapa contemporánea.
       Para establecer los parámetros de una filosofía política Phillips Shively (1997), afirma que es preciso tener presente que siglos antes del nacimiento de Cristo los griegos, en especial los de Atenas, se preocupaban ya de indagar cuál era la naturaleza de la justicia y de las leyes, así como también qué Constitución genera la mejor colectividad política. “Los griegos estimaban en ocasiones la política como la ciencia suprema, y daban un significado específico a estas palabras: política, ciencia y suprema” (Barker, 1979). Podemos ver como la estimación que tenían los griegos por la política se hace vigente en nuestros días y nos abre el panorama de que la filosofía política no es una práctica contemporánea sino que ha estado presente a lo largo del tiempo, modificándose según el contexto.
       El bosquejo que presenta Shively (1997), puede ser utilizado para una exposición de la Filosofía Política a través de la historia por coincidir con las ideologías imperantes en cada etapa. Esto se advierte en la secuencia con que se las presenta, y que es la siguiente:
·          Periplo vital y especulativo de Platón
·          Los diálogos platónicos: La República, Las Leyes
·          Aristóteles: Las Constituciones
·          Lo anodino en el Imperio Romano
·          La Iglesia Cristiana
·          Agustín de Hipona
·          El Medievo y Tomás de Aquino
·          Maquiavelo: El Príncipe
·          Lutero y la Reforma
·          La Revolución Inglesa: Cromwell
·          Thomas Hobbes: El Leviatán
·          John Stuart Mill y el liberalismo
·          Carlos Marx y el marxismo

Periplo vital y especulativo de Platón
       En el todavía jubiloso ciclo de Pericles, Atenas registra el nacimiento de un niño que ya adulto construiría el pilar fundamental de la filosofía Occidental. Platón nace hacia el 427 a. C. en el seno de una familia aristocrática que conserva el recuerdo de los Codros, antiguos representantes de la nobleza ateniense[1]. Lo llaman Aristocles, nombre que mantuvo en su infancia hasta conocer a Sócrates.
       Hacia el año 406 entra a  la Academia e integra el grupo de los discípulos de Sócrates que será un evento trascendental en su vida.  En la Academia el resto de discípulos repara en sus anchas espaldas y le dan el apelativo de Platón, vocablo griego cuyo significado destacaba tal característica y que reemplazó al originario Arístocles. Su padre se llamaba Aristón y pertenecía a una antigua familia real. Su madre emparentaba con Solón y vinculada a la aristocracia de ese tiempo, completaba una pareja ideal para hacer de Aristocles, ya conocido como Platón, lo que gradualmente llegó a ser: el pensador más ilustre de su tiempo y en toda la historia de la especulación occidental, si nos atenemos a la opinión del matemático y filósofo inglés Alfred Whitehead[2].
       Las motivaciones iníciales de Platón fueron políticas. Deseaba un cambio en el sistema imperante en Atenas siguiendo las ideas de su maestro Sócrates respecto a que la verdad es alcanzable mediante un debate basado en preguntas y respuestas, es decir, dialogal, base de la democracia. Fundó la Academia, por muchos considerada la primera universidad europea (brindaba enseñanza sobre Astronomía, Biología, Matemática, Teoría y Política, y Filosofía) y en la cual el discípulo más distinguido fue Aristóteles. Su intento de vincular la filosofía con la posibilidad de aplicar reformas políticas imposibles de lograr en Atenas le hicieron viajar a Sicilia. Retornó a su ciudad natal para dirigir la Academia y escribir, donde murió al cumplir los 80 años de edad.
       Hemos indicado ya que la filosofía de Platón representa un “idealismo objetivo", según el cual la auténtica realidad no es el mundo que nos rodea y que observamos cotidianamente, sino un mundo ideal constituido por ideas. Platón presenta un universo de infinitas ideas ordenadas según un principio jerárquico basado en el grado de perfección de las mismas. En la cima de esta jerarquía y como punto de referencia por su máximo grado de perfección está la idea del Bien, el Sol del mundo de las esencias. “En los últimos límites del mundo inteligibles está la idea del bien, que se percibe con dificultad; pero una vez percibida no se puede menos de sacar la consecuencia de que ella es la causa primera de todo lo que hay de bello y de recto en el universo; que, en este mundo visible, ella es la que produce luz y el astro de que ésta procede directamente; que en el mundo invisible engendra la verdad y la inteligencia; y en fin, que ha de tener fijos los ojos en esta idea el que quiera conducirse sabiamente en la vida pública y en la vida privada. ” (Platón, 2006).
       Sostiene que todos los objetos y fenómenos que vemos y advertimos son sólo sombras; el papel en el que estoy escribiendo, el lapicero con el que escribo, la mesa y la silla que empleo para escribir, la habitación en la que escribo son ‘sombras’ de las ideas de papel, lapicero, mesa, de silla, de habitación, que son las verdaderas y auténticas realidades que no apreciamos por ser trascendentes, inaprensibles por ser, precisamente, ideas no presentes en este mundo que considero real no siéndolo.
                     Este mundo cotidiano que yo considero real, no lo es, porque lo real auténtico debe ser fijo, permanente e inmutable, y este mundo cambia, deviene, se modifica y, por ello no es el verdadero sino el aparente.
       ¿Cuál es entonces la naturaleza de las ideas?  Para contestar esta pregunta algunos autores recurren a las matemáticas, expresan: "El círculo se define como una figura plana compuesta por una serie de puntos, todos equidistantes de un mismo lugar". Lo raro es que nadie ha visto en realidad tal figura…
       Lo que vemos son figuras trazadas que resultan aproximaciones más o menos acertadas del círculo ideal. Como explica Platón: “Se valen para esto de figuras visibles, a las que refieren sus razonamientos, aunque no piensen en ellas, sino en otras figuras representadas por aquellas” (2006). Para Platón la idea de círculo existe pero no en el mundo físico del espacio y del tiempo, sino como un objeto inmutable en el ámbito de las ideas, que sólo puede ser conocido mediante la razón.
       Sentencia que las ideas tienen mayor presencia que los objetos del mundo físico, tanto por su perfección y estabilidad como por el hecho de ser modelos que dan a los objetos físicos comunes lo que tienen de realidad. Entonces, un objeto que existe en el mundo físico puede ser llamado círculo, cuadrado o triángulo porque se aparece o participa de la idea de círculo, cuadrado o triángulo.
       Platón hizo extensiva su teoría de las ideas a todo el acontecer humano, de manera que un acto es justo porque se parece a o participa de la idea de la justicia; es bonito un objeto porque se parece o participa de la idea de belleza; es acto valeroso o cobarde si se parece o participa de las ideas de valentía y cobardía.
       Por lo tanto cada cosa en el mundo del espacio y del tiempo es lo que es, en virtud de su parecido con su idea universal. Esta apreciación obedece al hecho que la filosofía platónica es un idealismo objetivo por la prioridad que concede a las ideas, al mundo ideal antes que al mundo en el cual vivimos. “Pues ten en cuenta que cuando hablo del hijo del bien, es del Sol del que quiero hablar. El hijo tiene una perfecta analogía con su padre. El uno es en la esfera visible con relación a la vista y a sus objetos lo que el otro es en la esfera ideal con relación a la inteligencia y a los seres inteligibles” (Platón, 2006).

Diálogos platónicos: La república y Las leyes
       En toda su obra escrita Platón adopta la forma dialógica, es decir desarrolla sus ideas mediante diálogos. Estos se dividen en cuatro períodos: Socrático, en el que resalta la figura de su maestro; Antisofista, consistente en una crítica del fenómeno sofístico griego; período de madurez, donde presenta su propuesta ya plenamente desarrollada (Fedón, Fedro, El Banquete, La República); y período tardío, en el que se modera el acento metafísico y vuelve sobre sí mismo en una suerte de análisis lingüístico: (Parménides, Sofista, Timeo, Leyes, Filebo, Teeteto).
La Apología de Sócrates, por ejemplo, corresponde a la etapa inicial donde narra la defensa del sabio en el juicio que lo condujo a la muerte; el diálogo Gorgias, del período antisofista trata sobre cuestiones éticas; El Banquete contiene discursos sobre la belleza y el amor; y en el diálogo Parménides (periodo tardío) hace una evaluación crítica de la teoría de las ideas.
       En estos diálogos se exponían y criticaban ideas filosóficas, constituían debates con intervención de dos o más interlocutores. Previamente se acordaba la regulación del diálogo en sus detalles, para obtener resultados óptimos de la reunión.
       La primera etapa de los diálogos platónicos se cumple incidiendo en la filosofía de Sócrates, su método y, sobre todo, su dialéctica, sin omitir nada de la mayéutica (viene del griego “maieuin” y literalmente significa dar a luz y que los caracteriza, ya que sin duda reviste importancia el hacer "parir ideas" en un debate especulativo.
       El esquema más completo que hemos encontrado respecto a los diálogos de Platón, es el siguiente:
1.       Hipias Menor  o de lo Falso
2.       Hipias Mayor  o de lo Bello
3.       Ion o sobre la Ilíada
4.       Protágoras o los Sofistas
5.       Defensa de Sócrates
6.       Critón o del Deber
7.       Alcibíades o de la Naturaleza del Hombre
8.       Carmides o de la Sabiduría Moral
9.       Laques o de El Valor
10.   Lisis o de la Amistad
11.   Eutifrom o de la Retórica
12.   Gorgias o de la Retórica
13.   Menexeno o La Oración Fúnebre
14.   Menor o de la Virtud
15.   Cratilo o de la Exactitud de las Palabras
16.   Eutidemo o El Discutidor
17.   El Banquete o de El Amor
18.   Fedon o de El Alma
19.   La República o de la Justicia (10 libros)
20.   Fedro o de la Belleza
21.   Teeteto o de la Ciencia
22.   Parménides o de las Ideas
23.   El Sofista o de El Ser
24.   El Político o de La Realeza
25.   Timeo o de la Naturaleza
26.   Critias o La Atlántida
27.   Filebo o de El Placer
28.   Las Leyes o de la Legislación (12 libros)
Obras de dudosa autenticidad
1.       Epínomis o El Filósofo
2.       Trece cartas

Diálogos Dudosos
1.       Alcibíades Segundo o de La Oración
2.       Los Rivales o de El Amor al Saber
3.       Teages o sobre El Saber
4.       Clitofonte
5.       Minos o de La Ley
6.       Hiparco o de El Codicioso
Diálogos Apócrifos
1.       Axioco
2.       De Lo Justo
3.       De La Virtud
4.       Demodoco o de La Deliberación
5.       Sísifo
6.       Eryxias o de La Riqueza.

* El presente texto escrito por el Dr Alfonso JAGUANDE D´ANJOY el cual nos fue facilitado de sus propias manos, se publicara en tres partes diferentes debido a que el contenido es largo para ser publicado en un solo post.




[1]        Historia de la Filosofía, volumen 1: Filosofía griega. Javier Echegoyen Olleta. Editorial Edinumen.
[2]        Whitehead, Alfred North.An inquiry concerning the Principles of Natural Knowledge. London, 1919.